Vivimos en una sociedad superficial que criticamos constantemente. El estereotipo de la belleza extrema está a la orden del día y nosotros aseguramos que es algo horrible que se juzgue a alguien por su aspecto. Sin embargo, sin darnos cuenta nos convertimos en aquello que tanto odiamos. Damos excesiva importancia al aspecto exterior de las personas, EXCESIVA. Tal vez no en el sentido de las relaciones de amistad pero ¿qué ocurre con las relaciones de pareja?
De repente empiezas a hacer memoria... recuerdas parejas, rollos, follamigos, llámalo "X". ¿Te has guiado por sentimientos o por el aspecto? Si contestas "sentimientos", ¡es perfecto! Ahora, planteate... ¿antes de esos sentimientos había atracción? Si dices que sí de nuevo... ¿crees que si esa persona hubiera sido fea hubieras llegado hasta el punto de sentir aquello que sentiste o directamente te habrías dado media vuelta para irte sin más oportunidad?
Triste... pero la sociedad y la superficialidad ha calado tanto en nosotros mismos sin que seamos conscientes de ello que tal vez estemos cerrando la puerta a la felicidad por algo tan "inexistente" (y totalmente subjetivo) como la belleza.
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